Cabezas plateadas

                     Hoy quisiera tener un recuerdo para nuestros queridos y adorados "zorros plateados".

Cuando llevamos ya diecisiete días de "encierro domiciliario"  por culpa de un virus tan canalla que está empeñado en "llevarse por delante" a nuestros mayores, esos que peinan canas y rebosan sabiduría y ternura. Y lo hace con tanta dureza y "malajidea", que os ataca cuando estáis más relajados, cuando estáis compartiendo el tiempo, los recuerdos y vuestra filosofía con chavales como vosotros, en  esas residencias, donde, buscáis o os buscan cobijo, para que no molestéis.


Y es allí donde ataca el virus con más virulencia, silencioso y letal, que hace de esas residencias, las que otrora eran, un lugar  de descanso y tranquilidad de nuestros mayores a un foco de infección donde nos enferman a los abuelitos.

Me resisto a admitir que seáis un número más en esa serie interminable de personas fallecidas por esta pandemia que nos asola, es más, no quiero ni puedo admitir que ni una persona de las fallecidas sean eso, solo un número, aunque lo sea para el gobierno tan insensible como el que tenemos.

Nuestros queridos mayores han sufrido muchas desgracias, como la Guerra Civil y la pos-guerra, algunos hasta una guerra mundial, se las han ingeniado para sobrevivir, agudizando su instinto para salir adelante. Ellos han levantado un país devastado por la guerra, la mayoría de ellos, sin estudios, solamente con su gallardía, su predisposición y su tesón.

Ellos formaron unas familias donde nos fueron enseñando la tolerancia, el respeto y la educación hacia los demás, (si ya sé que esto ya no vale, que son valores obsoletos y poco actuales) que se sacrificaron tanto por sus hijos que no les importaba echar las horas que hiciesen falta, con tal de que sus hijos, fuesen "alguien" el día de mañana.

Y después de tantísimo sufrimiento y tanta abnegación en vuestras vidas, morís solos, en un hospital abarrotado de personas malitas, donde vuestros seres querido no pueden acercarse, ni despedirse, ni mucho menos ni echar una lágrima sobre vuestro féretro. Solo espero que si hay un más allá, esteis en el mejor sitio posible.

Así que, aunque no os conozca, quiero agradeceros todo lo que habéis hecho, gracias de corazón. Y a los que tienen la fortuna de tener a sus mayores con vida, quiéranlos, ámenlos y disfrútenlos, porque  ellos son el mayor tesoro y de los que solo aprenderéis cosas buenas.

Bueno amigos, con la esperanza de que pare este tormento de una vez, os doy las gracias de que esteis ahí, cuidaros mucho. Saludos 

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