Encrucijada

       Hoy en España, aunque no lo queramos verlo, ni sentirlo ni, por supuesto, admitirlo, estamos en el comienzo del fin de la democracia.

Estamos tomando unos derroteros por lo que empezaron a tomar muchos países suramericanos como Argentina, Venezuela, Nicaragua, Bolivia.

El avance desproporcionado del populismo, que junto a la mediocridad y el ansia de poder de una caterva mediocre como es la socialista, unido al actual  pasotismo de la población en general, está haciendo que España se convierta en un país ingobernable.

Si no, solo hay que mirar hacia Cataluña como están, pero eso no es de ahora, miren, yo mismo en los años 1979 y 80 estuve trabajando en Tarragona, ya en aquellos años nuestros compañeros nos decían que haber si construían una gran verja para que no pudiésemos entrar ningún español, a lo que nosotros contestábamos con sorna, que "ojalá la hiciesen y se quedaran allí encerrados  toda su puta vida" pero en plan de cachondeo. Allí se ha cimentado el odio a todo lo español durante muchos años, pero eso sí, a las subvenciones no, que eso es derecho que han adquirido.

Y es en España, que tenemos a un presidente del gobierno en "funciones", que nunca ha trabajado en ninguna empresa privada, (donde los partidos políticos como tal no existen, son solo sectas que los más avispados se pegan como lapas al que en ese momento tiene poder, para poder vivir del cuento toda su vida) donde ha plagiado un máster, donde ha firmado un libro que no ha escrito, donde en un alarde de poder monta en avión Falcon hasta para ir a la vuelta de la esquina, pero como es un mediocre, quiere eclipsar la figura del Rey, lo quiere arrinconar, porque el tiene que presumir, aunque no lo tengan en cuenta, que junto a su mujer (faltaría más) ser la cabeza visible del país allá donde vayan.

Pero claro, nosotros los españoles seguimos, con las manos metidas en los bolsillos, como el señor de la foto, y farfullando en voz baja "vamos a ver a donde nos van a llevar estos ......muchachos".

Bueno amigos un saludo y a seguir bien, aunque no sepamos cuanto tiempo.